La pandemia ha provocado una crisis sin precedente en las granjas de Ontario y ha puesto al descubierto lo que era un secreto a voces: la existencia de contratistas sin escrúpulos que abusan de personas sin permiso de trabajo, procedentes de México y Centroamérica, principalmente.
Hasta el momento, 17 de estas compañías reclutadoras están bajo la mira de las autoridades como presuntos responsables de propagar el virus en Kingsville y Leamington al no garantizar las mínimas condiciones de seguridad sanitaria a los trabajadores indocumentados.
De acuerdo con la alcaldesa de Leamington, Hilda McDonald y Santiago Escobar, representante nacional del Sindicato Unido de Trabajadores de la Alimentación y el Comercio, en la región hay hasta 2,000 trabajadores sin papeles que han sido víctimas de agencias de contratación irregulares.
De acuerdo con las autoridades y grupos de activistas de los derechos de los migrantes, el papel de estos reclutadores, que han violado la ley, habría contribuido a la proliferación del virus que ya provocó la muerte de tres mexicanos y el contagio de otros mil trabajadores.
La muerte de un joven mexicano de 24 años que entró a Canadá como turista y fue utilizado por uno de estos contratistas, es el más claro ejemplo del peligro y la gravedad de este tipo de agencias.
El contexto
La urgencia por salvar la producción del año hizo que varias granjas utilizarán a compañías contratistas para llenar las vacantes provocadas por la emergencia sanitaria .
Ante este panorama, agencias temporales de empleo irregulares se aprovecharon de la necesidad para hacer un negocio lucrativo reclutando a personas sin permiso para trabajar legalmente en Canadá.
Lamentablemente, quienes también por necesidad aceptaron un trato con los reclutadores, han sido víctimas de explotación, abuso laboral, violación a sus derechos humanos y amenazas, que han puesto en riesgo su vida.
Enganchadores
Después de las restricciones de viaje impuestas por el gobierno y la cuarentena obligatoria para los trabajadores agrícolas que llegaron al país, los contratistas intensificaron sus estrategias para reclutar personas que ya estuvieran en Canadá y necesitaran trabajar ofreciéndoles atractivas ofertas laborales . Sus principales mecanismos de enganche fueron a través de mensajes en redes sociales, recomendación de boca en boca y el encuentro con buscadores de trabajo en puntos específicos de Leamington y Kingsville.
Falsas promesas
De acuerdo con testimonios recabados por The Bridge, una vez que el reclutador engancha a la persona cambia las condiciones iniciales de su oferta. Ofrece un sueldo menor al acordado inicialmente y explica que el trabajador será el responsable de pagar por su alojamiento, comida y transporte.
La ganancia del contratista radica en que le cobra a la granja 16 dólares por hora por cada persona pero termina pagándole al trabajador sólo 11 dólares por hora. Por lo tanto, su ganancia es en promedio de 5 dólares por hora por persona, con quien no contrae ninguna obligación al no contar con un permiso de trabajo.
Los contratistas y “sus trabajadores” laboran por días o períodos breves en determinada granja y luego de ayudar al cultivo o la cosecha se dirigen a otra granja. Bajo este esquema, llegaron a entrar y salir de hasta de 6 granjas durante los momentos más críticos de la pandemia.
La vivienda
El contratista es quien decide dónde se van a alojar los trabajadores y cuánto van a tener que pagar por su vivienda. Para ello, habilitan casas, bodegas o garages. En estos sitios viven hacinadas de 10 a 30 personas, quienes deben pagar 500 dólares por un colchón, y servicios básicos inadecuados y medidas sanitarias inexistentes.
El transporte
A pesar de la crisis sanitaria, los contratistas transportaban hasta 20 trabajadores sin papeles en el mismo vehículo en trayectos de por lo menos una hora, sin tapaboca, guantes, mascarillas y mucho menos distanciamiento social.
La responsabilidad de las granjas
Las autoridades identificaron que la mayoría de las granjas donde se registran brotes de COVID-19 utilizaron contratistas para ocupar las vacantes que dejaron los empleados del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales que no pudieron llegar a Canadá por las restricciones de viaje o la cuarentena obligatoria.
Sin embargo, utilizaron los servicios de agencias irregulares que, de acuerdo con el gobierno de Ontario, aprovecharon la emergencia para hacer dinero fácil y violar la ley al emplear a personas sin permiso para trabajar en Canadá.
Adicionalmente, las granjas donde se registraron brotes también son responsables por no tomar las medidas sanitarias necesarias para evitar el contagio en sus instalaciones.
Trabajadores indocumentados, los más vulnerables
En esta crisis, los trabajadores indocumentados se han convertido en el sector más vulnerable y ninguna acción del gobierno los ha contemplado al estar fuera de cualquier registro. Carecen de atención médica gratuita y cualquier asistencia.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades para realizar pruebas de detección del COVID-19,
estos inmigrantes no fueron considerados al estallar los primeros brotes. Además, el temor a ser deportados y la barrera del idioma los ha alejado de cualquier interacción con personal de salud.
Estos trabajadores son el sector más vulnerable en este momento, no solo por el virus sino por el abuso de los reclutadores que se aprovechan de su status para pagarles una miseria y hacerlos vivir en condiciones deplorables bajo la amenaza de denunciarlos a las autoridades migratorias en caso de alguna inconformidad.
Crisis incontrolable
El resultado fue la propagación del virus y brotes que han dejado más de mil trabajadores infectados en toda la región. Las autoridades han admitido que la situación es incontrolable, que contener la pandemia en Windsor-Essex será una tarea monumental que requiere refuerzos y ayuda del gobierno provincial y federal.
Como podemos observar, la raíz del problema en la zona agrícola de Ontario es más grave y profunda de lo que las autoridades han admitido. No solo se trata de una crisis sanitaria sino de una red de traficantes de humanos que han visto en la pandemia una nueva oportunidad de lucrar con la necesidad ajena.
Como lo han hecho desde hace varios años, estas personas sin escrúpulos se están aprovechando de un sistema que prefiere no ver lo que está ocurriendo en una industria que genera millonarias ganancias y es que la que pone los alimentos en la mesa de los canadienses. Sin embargo, hoy más que nunca la vida de seres humanos está en riesgo.
A partir de esta emergencia convertida en tragedia, las autoridades han anunciado por primera vez que van a ir en contra de estas agencias irregulares de empleo y ya tienen identificadas a 17 de ellas. Además, se han puesto en marcha operativos sorpresas en las granjas de Windsor Essex.

Gabriel Ramírez Pérez has over 20 years of experience as a professional journalist. He is one of the founders of The Bridge.Gabriel moved to Canada in 2016 looking forward to continuing his career as a journalist. He has worked as correspondent for the Iberoamerican Channel, W Radio, El Heraldo TV, El Financiero Bloomberg, Canal 22, Radiofórmula, and others.
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