Por: Luis Minutti
El día de hoy quiero hablarte de una película de India “El Discípulo (The Disciple, 2020)”, escrita, dirigida y editada por Chaitanya Tamhane. El cineasta mexicano Alfonso Cuarón es el productor ejecutivo del filme. El minimalismo y la meticulosidad, tanto del aspecto fílmico como de la narrativa, me hacen suponer una íntima conexión con el estilo de Cuarón, sobre todo en “Roma”, su película más reciente.
El Discípulo cuenta la vida de Sharad Nerulkar, un estudiante de música clásica Hindú. Sharad aprende la concienzuda tarea de improvisar vocalizaciones entre ragas (marco melódico, similar a una escala en la música occidental), apoyado por su estricto gurú Pandit Vinayak Pradhan e inspirado por las grabaciones de la maestra Sindhubai Jadhav (Maai).
A ratos, esas lecciones me recordaban a los regaños que me daba mi maestro de saxofón, el maestro Pedro Jimenéz (una vez me dijo: “ah no tuviste tiempo para estudiar esta semana?…a la música hay que dedicarle tiempo, si no tienes tiempo entonces ya no vengas!”).
Sharad aprende la filosofía de Maai y mantiene una incuestionable devoción por su gurú, de quien eventualmente se vuelve su cuidador. En momentos de la narrativa entendemos cómo Sharad heredó esta tradición musical de su padre, a quien Sharad se parecerá cada vez más conforme avanza la historia. Al pasar de los minutos, somos testigos de los múltiples obstáculos que afronta el protagonista, en su lucha por alcanzar la perfección y mantenerse fiel a sí mismo. En su privacidad, Sharad reflexiona sobre su arte escuchando las enseñanzas de Maai: “Santos y ascetas han alcanzado esta música después de miles de años de rigurosa búsqueda espiritual. No puede ser aprendida tan fácilmente…Hay una razón por la cual la música Hindú clásica es considerada una búsqueda eterna y para embarcarse en esa búsqueda, tendrás que renunciar y sacrificarte…Si quieres recorrer este camino, aprende a estar solo y hambriento”.
El filme es una reflexión de la música como camino hacia la auto-mejora, la disciplina, la espiritualidad.
Lo interesante es que esta perspectiva no es muy distinta a la tradición de la música occidental, sobre todo del periodo entre la edad media y el barroco y hasta el periodo clásico (entre el 1300 y el 1800 de nuestra era). Guillaume de Machaut escribió la famosa “misa a nuestra señora” (1350 ‘s) como un acto de dedicación y devoción. Bach escribió: “ donde hay música devocional, Dios en su gracia está siempre presente”. Al terminar el coro “Aleluya”, en su obra “El Mesías”, Handel dijo “Creo que he visto el paraíso y al gran dios ante mí”. Beethoven escribió: “Sé muy bien que Dios está más cerca en mi arte que otras personas, así que caminaré sin miedo hacia él”. En el contexto de la música clásica Hindú que inspira a esta película, cuya tradición data del año 1000 a.n.e., escuchamos la voz en off de Maai diciendo “A través de esta música, se nos muestra el camino hacia lo divino…Para adorar cada nota, cada microtono, tu mente debe estar pura e inmaculada…Yo canto sólo para mi gurú y para mi Dios”.
Al mismo tiempo, la película invita a explorar el contraste entre la tradición y la modernidad.
En los últimos años pareciera que la música popular se ha dirigido hacia la fusión de estilos. Para algunos, esto presenta una oportunidad para la expresión artística y la creatividad. Para otros como Sharad, nuestro personaje quien vive en la actual Mumbai, representa una ruptura con la autenticidad, la cultura y el compromiso para con una forma superior de arte.
Me pregunto, ¿quién tiene la razón? A lo mejor tu co-worker o amiga de India tenga algo que decir al respecto…de paso le dices que un Mexicano produjo una película sobre su música. Puedes ver “El Discípulo” en Netflix, Canadá y darnos tus comentarios en Facebook.
Si sabes de productos artísticos en los que haya participado alguien de origen latino (disponibles a audiencias en Canadá) y quieras que le demos una review Nancy, Manuel y yo estamos abiertos a tus sugerencias.
Te pueden interesar otras recomendaciones de Luis Minutti y Manuel García:

Psicólogo de profesión que actualmente es profesional registrado con el Colegio de Psicoterapeutas de Ontario y trabaja como terapeuta de adolescentes y adultos. Emigró a Canadá en el 2013 para obtener un posgrado en psicoterapia en la Universidad de Toronto. Es apasionado de la música, el cine y las artes en general. Ha colaborado escribiendo en algunas publicaciones locales en Guanajuato, México. Desde muy joven toma clases de música y actualmente disfruta pasar su tiempo libre en Toronto junto a sus instrumentos musicales.