Al nacer un bebé, nace una nueva mamá…

Foto de Jonathan Borba en Unsplash

La respuesta inmediata al preguntarle a una mujer sobre el proceso de convertirse en madre suele ser descrito como algo maravilloso, mágico, y lleno de amor… ¡Lo es! Pero también es uno de los cambios más drásticos a nivel físico y psicológico que una mujer va a experimentar en su vida, y de ese complejo proceso poco se habla. 

La transición a la maternidad conlleva una significativa transformación en la mujer en el nivel psicológico, neurológico, emocional y físico. Las mamás tiene que lidiar con cambios físicos como dolor en los pechos, privación del sueño, desequilibrio hormonal y mientras todo esto ocurre también tienen que descifrar, entender y conocer a un pequeño y frágil bebé que acaba de llegar al mundo y depende de ella, de su amor y cuidado para sobrevivir. El pequeño demanda toda su atención y la reserva de energía física y emocional de esa nueva y vulnerable mamá que da todo lo que puede.

Bien dicen que los bebés no vienen con instrucciones, por lo que la madre busca el instinto materno en lo más profundo de su ser pero entre tanta ansiedad, cansancio y angustia puede resultar difícil de “activar,” despertando en las mujeres una de las primeras sensaciones de fracaso.

Foto tomada por Maria José Villasuso

Poco se habla sobre esos difíciles días, semanas e incluso meses, en los cuales, a pesar de amar a aquel pequeño con todas las fuerzas las madres experimentan sentimientos de frustración, miedo, ansiedad, soledad y agotamiento. Navegan sin dirección, en una ambivalencia de sentimientos queriendo fortalecer el vínculo con su hijo. Están cerca de él, pero al mismo tiempo anhelan tener tiempo para ellas y añoran su espacio personal. Se sienten agradecidas por la maravillosa dicha de ser madre. Pero, en ocasiones extrañan su libertad e independencia, despertando en ellas un sentimiento de culpabilidad por el simple hecho de tener dichas ideas. Sienten que están dando todo de ella, pero las persigue el temor y la angustia de saber si lo están haciendo bien. Les encanta ser madre, pero atraviesan por un duelo al sentir que su identidad, se ha perdido, y luchan por reconstruirse, sin saber siquiera por dónde comenzar. 

Construimos una imagen idealizada de la maternidad con elevadas expectativas asociadas al desempeño en el nuevo rol como madre: “mamá perfecta”.  Cada mujer construye su propia idea de maternidad, influenciada por experiencias personales y por el entorno en el que se desenvuelve. Al convertirse en madre, se afronta a una realidad completamente distinta a aquella idea que elaboró por tantos años, y con ello, se experimentan sentimientos de culpabilidad.

¿Por qué no estoy actuando como esa mamá que siempre imaginé ser? ¿Por qué la maternidad no se “siente” como pensé? Creí que esto me haría sentir plena y completa, y no me siento así… 

Quizá esta nueva etapa de su vida, la esté viviendo o la vaya a vivir a miles de kilómetros de distancia de su familia. O bien, reciba tantos consejos que la hacen dudar y cuestionar las decisiones que ha tomado. Fortaleciendo así ese diálogo interno que constantemente le dice que debió de haber hecho algo distinto, llevándola a la comparación y a sentir que no es capaz, ni suficientemente buena mamá.

Mamá Ana Paula Farell y su bebé. Foto tomada por Monse Capiello

Las nuevas mamás pueden pasar largas noches de desvelo en la obscuridad, en donde se preguntan:

¿Lo estaré haciendo bien? ¿Por qué mi bebé no duerme la noche entera aún? tanto que leí y me preparé antes de que naciera, ¿debí haber leído distintos libros? ¿Quizá tomé el curso prenatal equivocado?

Comienza a comparar, a angustiarse y ahí, en medio de la noche, la ansiedad le invade e inicia la interminable búsqueda en internet de todas aquellas respuestas.

Existe tanto contenido, que en lugar de encontrar respuestas se satura de información y posibilidades ocasionando mayor confusión entre tantas corrientes, tantos estilos de crianza, tantos métodos, tantos productos, tantos blogs…. ¿En qué creo? ¿De qué me sostengo?

El rol de “madre” en cualquier cultura suele ser estrictamente calificado. Esto ocasiona un inmenso temor a fallar y a equivocarse. Restringe a las mujeres de expresar honestamente las emociones que se viven en esta compleja transformación. Estas emociones, suelen ser reprimidas y calladas. Se acumulan de forma poco saludable y se viven en silencio. 

Foto tomada por Zach Lucero en Unsplash

El vivenciar estos sentimientos, no necesariamente significa que se trate de un cuadro de  depresión postparto; sino un estado pasajero, un proceso de cambio, una transición que nadie le advirtió, y por ende para la cual no se preparó ya que de ello no se habla. 

En caso de no ser transitorio, sino un estado frecuente, se podría hablar de un posible cuadro de depresión postparto, para el cual existen redes profesionales de apoyo, grupos y tratamiento. 

Querida mamá, no estas sola. Pide ayuda si la necesitas, habla de como te sientes, permite a todas esas emociones navegar a tu lado en esta nueva etapa. Se vale sentir, se vale hablar y se vale no ser la mamá perfecta. Te aseguro que estás haciendo lo mejor y eso es suficiente, eventualmente, esto pasará. Cambiemos el paradigma hablando y compartiendo experiencias reales, dejemos de idealizar y normalicemos la experiencia de ser madre. No te avergüences de tu vivencia, expresa, comparte y habla, habla, habla! 

Impulsemos el cambio social con el objetivo de mejorar la experiencia de la maternidad, ninguna madre merece sentirse juzgada ni sola; necesitan ser acompañadas en esta transición. 

Reduzcamos el estigma de la Salud Mental Perinatal, el cuerpo vive un cambio drástico a nivel neurológico, hormonal, físico, psicológico y emocional. No es tu culpa. 

Hablar de las experiencias propias empodera, fortalece y prepara a las nuevas y futuras mamás. Repara y ayuda a elaborar la experiencia de mamás que pasaron solas por esto. Sensibiliza a la sociedad para que juntos cambiemos el paradigma. 

Foto tomada por Aditya Romansa en Unplash

Atendamos, cuidemos, escuchemos y sostengamos a todas aquellas personas que están atravesando por la transición más compleja de sus vidas: la maternidad.

¿Sabías qué?

  • 2 en 10 mujeres presentan un problema de salud mental durante el embarazo y durante el primer año después del parto.
  • 1 de cada 5 madres experimentan algún tipo de trastorno perinatal del estado de ánimo y ansiedad (PMAD). 
  • Estudios recientes señalan que alrededor de 20 % de mujeres experimentan depresión después del parto.  
  • En Canada 7.5% de mujeres, reportaron depresión durante la etapa de postparto. 

Busca ayuda y pide apoyo si crees que lo necesitas. Existen muchos programas federales y provinciales de apoyo, centros de ayuda, grupos e incluso puedes crear tu propia red de apoyo. 

¡No estas sola!

Para más información puedes consultar:

https://wmmhday.postpartum.net/

https://wmmhday.postpartum.net/

https://www.canada.ca/en/public-health/services/publications/healthy-living/pregnancy-women-mental-health-canada.html

https://www.who.int/mental_health/maternal-child/maternal_mental_health/en/

https://www.toronto.ca/wp-content/uploads/2017/10/91b1-tph-ppd-postpartumdepressionandanxiety-booklet-2014.pdf

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